Muchos psicólogos, coach, psiquiatras etc… Ante la desaparición de dioses, curas, monjas y cardenales, insisten y persisten en descongelar afectos, elaborar duelos, sentir emociones, ser felices y no se dan cuenta que frente a estos arduos y legítimos deseos, unos sujetos impenetrables, atravesados por el narcisismo más absoluto , no pueden, ni quieren conectarse con estas tonterías.
Belleza, poder, viajes, prestigio…Niños pluscuamperfectos con papás pluscuamperfectos. Este es el panorama del siglo 22. Niños dioses, pluscuamperfectos, sobre cuidados, sobre protegidos mediante una formación reactiva.
Son los protagonistas únicos y exclusivos de esta generación al revés que se avecina. Niños que marcan limites, vampirizan atención y presencia de los padres y abuelos.
¿Cómo serán los sujetos?, por decir algo. ¿Cómo serán, los sujetos máquina del siglo 22?
Tal vez, muñecos perfectos, de plástico, bellos y sonrientes. Eficientes, con 5 idiomas y tres carreras, pero con un vacío existencial, que solo los robots pueden soportar.
Para que seguir pensando en afectos, en amor, en generosidad etc… Si el siglo 22, tal vez, pueda dispensar en píldoras estos sentimientos y tomar una píldora de orgasmiina, amantidiina, hijiina, nietiina, veciniina, familiina.
¡Será mucho más sencillo y cómodo que soportar al otro!
Muchachos perfectos, narcisistas alimentándose de píldoras sucedáneos de afectos o de orgasmos organizados como los que proporciona el famoso Satisfyer. Narcisismo, autoerotismo, omnipotencia, serán los bastiones de las banderas de nuestras futuras generaciones.
Menos mal que con un poco de suerte los niños futuros se podrán clonar. O encargar en Amazon, a gusto y gana del comprador del juguete.